En su discurso en la apertura de las sesiones ordinarias en el Congreso, Alberto Fernández habló sobre la creación del Arsat Segunda Generación 1 y, en simultáneo, el Segunda Generación 2, en el marco del relanzamiento del plan geoestacionario.
El satélite tendrá una función clave en la finalización de la actualización de la Red Federal de Fibra Óptica, con el propósito de incrementar 10 veces la capacidad de tráfico de banda ancha, y supone la reactivación de la industria satelital doméstica, pausada durante el mandato macrista.
El Arsat SG-1, en verdad, retoma el proyecto del Arsat 3: el tercer satélite que debería haberse lanzado en 2019, durante el macrismo, y el Gobierno anterior no lo hizo. ¿Cuál es el objetivo del satélite?: Junto al SG-2 que comenzará a fabricarse de inmediato, servirán para proveer banda ancha satelital confiable y de calidad a todo el territorio argentino, incluyendo a las Islas Malvinas y Antártida.
Al mismo tiempo, los satélites serán fundamentales para las áreas rurales con poca población, en las que no sea posible el despliegue de infraestructura por tierra. Ellos permitirán una mejor transmisión de datos, internet y televisión a más de 200 mil hogares del país, así como también prestarán servicios a naciones vecinas y a precios accesibles.
El flamante presidente de Arsat, Matías Tombolini, se reunió en Casa Rosada con el jefe de Gabinete, Juan Manzur, para diseñar los próximos pasos vinculados al diseño, la producción y la operación del SG-1 y SG-2. Ambos hablaron de “impulsar la soberanía digital y dar continuidad a un plan espacial y de servicios para nuestros países vecinos”.
Una vez concretado el lanzamiento de ambos satélites, Argentina ya habrá provisto cuatro satélites de telecomunicaciones para mejorar la conectividad local y exportar valor agregado en Sudamérica.