Ganó el voto al peronismo, ganó la gestión e identidad en la provincia de Buenos Aires y de la misma manera , identitariamente ganaron importantes territorios comandados por La Cámpora.
Al mismo tiempo, la remontada de Unión por la Patria (UxP) habilita una reconfiguración del propio peronismo y, además, produce un reacomodamiento de los factores de poder en la Argentina
En ese sentido, la manifestación de Horacio Rosatti, presidente de la Corte Suprema de Justicia y el Consejo de la Magistratura a la vez, sobre la necesidad de retomar la senda de la unidad nacional, cuya última marca fechó en 1994 por la Reforma Constitucional, no solo es un guiño a Massa sino una clara expresión de apoyo de cara al ballotage.
Hasta donde supimos, el Poder Judicial en general y el máximo tribunal en particular ven con buenos ojos un triunfo de Massa. Lo consideran, según altas fuentes de los pasillos judiciales, “un hombre de diálogo”.
Semejante deslizamiento genera vértigo y preocupación pero constituye un anticipo del porvenir que empieza a edificarse. De pronto, la Corte descubrió que el tigrense promovía ya en 2019 la autarquía financiera del Poder Judicial, es decir, que los cortesanos puedan disponer de toda la caja de dinero desde el 1º de enero de cada año sin depender de las partidas que vaya habilitando la Jefatura de Gabinete. Independencia económica para la soberanía jurídica, diría un poeta con sorna.
Pero también se habilitan preguntas sobre el destino de los desaguisados del Lawfare. Si el peronismo y la Corte pactaran un armisticio, ¿se desmontaría la persecución a los dirigentes populares? “Rosatti, massista de la primera hora”, bromeaba un magistrado de talla e incuestionable probidad ayer por la noche.
Por lo demás, sutura quirúrgicamente la jugada de Massa su declaración sobre el futuro ejercicio de jefatura bajo una eventual presidencia suya. Cada vez que promete que no tendrá más jefes que el pueblo argentino promete que no será otro Alberto Fernández de Cristina Kirchner y el poder económico celebra. Ya cuando la Vicepresidenta renunció a su propia candidatura el 6 de diciembre del año pasado, en un influyente despacho del Senado especulaban que los tortuosos expedientes que reclamaban la prisión con la que nunca pudieron domesticarla, para apelar a la terminología que ella misma usó, se irían diluyendo en tanto la ex Presidenta dejara de ser una amenaza frente a los privilegios de los dueños del país.
Y hablar de los dueños del país implica detenerse en los cimbronazos del macrismo ante el ballotage entre Massa y Javier Milei. La Coalición Cívica llama a que cada simpatizante suyo vote según le dicte la conciencia, el radicalismo promete una Convención de la UCR para deliberar si apela orgánicamente al sufragio en blanco o el apoyo al ministro de Economía y un sector del PRO reclama a Macri que deje al partido en “libertad de acción”.
El rumor es que el ex Presidente venía tejiendo en secreto, o no tanto, un acuerdo con el libertario. Un diputado que supo integrar gabinetes macristas sostuvo que Macri ya le había arrimado a Milei al ex SOCMA Andrés Ibarra, al ex ministro de Justicia Germán Garavano y también al ex ministro de Transporte Guillermo Dietrich.
Se espera, en ese sentido, que se defina hoy en una reunión de la cúpula del PRO no solamente si el macrismo acompaña pública y abiertamente a La Libertad Avanza o si se rompe todo Juntos por el Cambio. “El problema es que Marcos Peña no lo dejó ser Macri a Mauricio y siempre tuvo que ser Blanco Villegas pero ahora ve en Milei su propia revancha contra los que le impedían ser un animal”, resume un dirigente cercano que cifra en la prosapia del apellido materno los modos de una aristocracia moralista sin pulsión para embarrarse en el juego sucio y despiadado de la derecha argentina.
La definición sería cuestionable, toda vez que la aristocracia local amasó su fortuna aniquilando indios, gauchos y trabajadores durante 200 años. Pero en todo caso revela que Macri es capaz de dinamitar la coalición que construyó de la mano del dueño de Clarín, Héctor Magnetto, y los grupos empresarios argentinos para aventurarse en la formación que emule al PP español salpimentado con trumpismo argento o no.
Se verá, en definitiva, si estos cabildeos cupulares del PRO se traducen linealmente en su base electoral y favorecen a Massa o no. Nada está dicho todavía.
* Por Cynthia García y Pablo Di Pierri