La discusión interna del Frente de Todos (FdT) sobre la estrategia política rumbo a 2023 no sólo se pudo percibir en la división que expuso la celebración del 17 de Octubre. Con el correr de los días se reprodujo, asimismo, en nuevos cruces entre La Cámpora y el Movimiento Evita y en la desazón del kirchnerismo sobre ciertas actitudes del presidente Alberto Fernández al que, en privado, acusan de no hacer "lo suficiente" para garantizar la unidad del peronismo con vistas a las próximas elecciones nacionales.
Ya la movilización a Plaza de Mayo del último lunes quedó en evidencia una grieta en los movimientos sociales oficialistas. Por eso no fue casualidad que dirigentes como Dina Sánchez del Frente Darío Santillán y la diputada Natalia Zaracho (del Frente Patria Grande de Juan Grabois), que durante la conmemoración del 17 de Octubre estuvieron con La Cámpora y el moyanismo y se ausentaron del estadio de Laferrere, salieran a cuestionar a Emilio Pérsico (Movimiento Evita) por sus críticas al refuerzo alimentario de $45 mil para indigentes que se había oficializado en la semana.
El secretario de Economía Social rechazó ese aporte porque considera vital que el Gobierno cumpla las promesas de avanzar en una reglamentación del monotributo productivo, que permitiría registrar a todos los trabajadores de la economía popular, y garantizar a las cooperativas al menos un 30% de participación en la pequeña obra pública. Pero detrás de esta disputa hay, además, una pelea política.
Una semana de “fotos desafiantes” y suspicacias
Patricia Cubría, la esposa de Pérsico, aprovechó el encuentro en Laferrere para presentar su precandidatura a intendenta de La Matanza en franco desafío a esa alianza que conforman el alcalde Fernando Espinoza y el kirchnerismo en el distrito más populoso del Conurbano.
Es en ese marco en el que causó cierto estupor en el cristinismo la lectura que dieron algunos medios al sorpresivo encuentro del último jueves en la sede de UPCN entre la mesa chica de la CGT y dirigentes sociales como el propio líder del Evita, el "Chino" Navarro, Daniel "Chuky" Menéndez y Esteban "Gringo" Castro, en una suerte de entente que comenzará a trabajar para disputarle poder y territorio al kirchnerismo, en especial, en la Provincia.
Para el armado político que gira en derredor de la Vicepresidenta hay sospechas de que este sector podría actuar en consonancia con los intereses de Alberto Fernández. "Suele mentir. No se va a quedar quieto y va a seguir con su proyecto en desafío a Cristina", confió una funcionaria camporista consultada por este medio.
La foto potente de los jefes sindicales y los dirigentes sociales tiene como trasfondo el reclamo coyuntural por la inflación y las necesidades de los gremios -"paritarias libres"- y de la economía popular -"formalización" y más financiación para producir- pero también mostrar a este entendimiento como un primer paso en la búsqueda de "la unidad del peronismo" de cara a los comicios del año próximo. Es el mismo argumento que, afirman en La Cámpora, busca Máximo Kirchner bajo el paraguas del PJ bonaerense y la construcción que decantó la marcha a Plaza de Mayo.
En los hechos, hoy estos dos sectores mantienen una desconfianza mutua. Habrá que esperar si a partir de marzo próximo Cristina Kirchner volverá a ser la gran "ordenadora" de la coalición oficialista. Como sea, en la UTEP avisaron que irán con candidatos propios en Santa Fe pero también en distritos bonaerenses como Lanús, Navarro y Moreno, claro, donde Mariel Fernández intentará un nuevo mandato. "En Santiago del Estero el año pasado fuimos con un candidato a gobernador que sacó un 9%" de los votos, indicó un dirigente consultado, envalentonado con la decisión del sector de "jugar" en los comicios de 2023.