|

A esta hora en una semana...

Dentro de una semana, a esta hora, tendremos una serie de respuestas a preguntas que hoy nublan la visibilidad.

Lunes, 07 de agosto de 2023 a las 15 36

Sabremos, entonces, si Sergio Massa es individualmente el candidato más votado; veremos si Patricia Bullrich venció a Horacio Rodríguez Larreta o al revés; y conoceremos al fin si Javier Milei está por debajo de los 20 puntos o trepa, como proyectan los consultores de Zuban Córdoba, al 24 por ciento. 

También emergerá más claro el panorama de la Provincia de Buenos Aires: el oficialismo le prende velas a Axel Kicillof para que impulse la boleta de Massa y Agustín Rossi hacia arriba porque cunden rumores sobre la posibilidad de que Diego Santilli y Néstor Grindetti hayan crecido peligrosamente en intención de voto.

Los alquimistas o timberos de las ecuaciones electorales dicen que Massa necesita ganar el norte del país, sacar 20 por ciento en Córdoba, perder por menos de 13 puntos en Santa Fe e imponerse indiscutiblemente en territorio bonaerense. Y para eso, también tendrá que lidiar con cinco jornadas cambiarias que amagan con volatilidad y pirotecnia: la astucia del ministro de Economía para pagar con yuanes, crédito de la CAF y préstamo de Qatar al FMI sirvió para aflojar la soga del cuello con el organismo multilateral pero el dólar ilegal siguió subiendo.

Así las cosas, también se irá develando dentro de 7 días cuál será el impacto del escrutinio a nivel económico pero sobre todo a nivel político. Los comercializadores de información financiera advierten sobre lo que vendría el día después de las primarias si la performance de Massa no es la esperada, mientras que los operadores políticos hacen cuentas sobre cuál debe ser el itinerario del tigrense de cara a las elecciones generales.

Bajo ese prisma, se tejen elucubraciones. Hay quienes dicen que no se vive clima de campaña, hay quienes facturan que tal o cual agrupación no milita al candidato y hay quienes sugieren que Massa deberá despegarse del kirchnerismo si quiere pescar sufragios fuera de la pecera.

Los axiomas pueden ser más o menos irritantes. El nerviosismo mantiene a la militancia en un estado de ansiedad sin normalización psícquica. Y para colmo, abundan estrategas que advierten que, para ganar, Massa tiene que ser Massa, como si hasta acá hubiera sido un marciano.

Quizá resulte una perogrullada pero la frase deposita el triunfo en la candidatura y no en el hecho de masas que implica la cita con las urnas. Se dijo en este espacio en sobradas ocasiones que lo único que puede salvar al país es la madurez política de su sociedad frente a la irresponsabilidad más o menos extendida de su dirigencia

Y por eso, la victoria no depende tanto de qué cosa pueda ser Massa sino que será definitorio que el pueblo sea pueblo en el cuarto oscuro o una representación triste de un electorado que marcha a los comicios como quien se para frente a la pantalla de Pedido Ya y opta entre una de muzza o milanesa con papas fritas.

La política, se sabe, no tiene delivery. La democracia argentina está depositada en las manos de 35 millones de personas habilitadas en el padrón. Lejos de ser una lotería, el 13 de agosto es una batalla crucial frente a los que promueven el combo de una dictadura con Tik-Tok y un delarruismo más estúpido y criminal.

*Por Cynthia García y Pablo Di Pierri

Últimas noticias