Alejandro Gómez, más conocido por acá como "Papu", había arribado a Atalanta en el año 2014. A fuerza de buenas actuaciones, se convirtió en uno de los referentes del equipo a tal punto que en su momento lo quisieron tentar para que vista la camiseta de la selección italiana. De la mano de Gian Piero Gasperini se generó una verdadera revolución, y el equipo de Bergamo con el Papu como estandarte llegó hasta las semifinales de la Champions League.
Pero, de buenas a primeras todo cambió. Y lo que parecía que no iba a suceder, sucedió: Papu Gómez se fue del Atalanta. El jugador de la selección argentina, tiene su presente actualmente en Sevilla. Pero, antes de llegar al equipo andalúz, los días del campeón de América no fueron los mejores ya que estuvo "colgado" como se dice habitualmente, en Atalanta.
En su momento, Gómez dijo que iba a contar su versión de los hechos, y ese momento finalmente llegó. En diálogo con LA NACIÓN, hizo una revelación que sorprendió: "Yo me equivoqué en algo, lo asumo, porque en un partido de Champions contra un equipo de Dinamarca, el Midtjylland, lo desobedecí en una indicación táctica. Faltaban diez minutos para que termine el primer tiempo y me pidió que juegue por la derecha, mientras que yo estaba jugando muy bien por la izquierda. Y le dije que no. Imaginate, haberle respondido eso, en medio del partido, hoy, con las cámaras…, estuvo perfecto que se enojara. Ahí ya supe que en el entretiempo me iba a sacar, y así fue. Pero en el vestuario del entretiempo se sobrepasó, cruzó los límites e intentó agredirme físicamente".
Ante esta situación, el Papu contó que habló con el Presidente del club, y que luego pidió disculpas al entrenador, esperando la misma actitud de parte de Gasperini, pero no sucedió. Allí le planteó al mandamás del club de Bergamo que quería dejar la institución, pero como respuesta lo mandaron a entrenar en soledad. "Después de 7 años me dejaron tirado, después de todo lo que le di al club. Se comportaron mal. Que el presidente no haya tenido los huevos de pedirle al técnico que simplemente me pidiera disculpas…, con eso se terminaba todo. Seguíamos los dos. Pero se comportaron muy mal conmigo. Porque eso no fue todo, ya que a partir de ahí me cerraron las puertas del fútbol italiano: no me querían dar a ninguno de los grandes de Italia porque decían que iban a reforzar a un rival directo. Sí llegaban ofertas de Arabia y de Estados Unidos y me querían mandar para ahí, siendo el mejor centrocampista de la Serie A. Raro, se estaban comportando mal. Gracias a Dios apareció el Sevilla, porque yo lo único que quería era seguir compitiendo en un gran nivel para poder estar en la Copa América. Esa era mi obsesión. Por eso esperé y esperé hasta el final, y por suerte apareció el Sevilla".