La nueva normalidad también llega al fútbol, y en un mercado de pases que se mueve muy lento, Boca e Independiente ven con buenos ojos volver al club del trueque. Sabido es que el Rojo tiene problemas con varios futbolistas que quieren irse, pero a su vez, necesita reforzarse ante estas probables salidas. Por el lado de Boca, hay interés en armar un equipo con todavía más recambio para ganar la Copa Libertadores.
Lo cierto es que el disparador inicial de esta posibilidad es el interés de Pusineri por contar con Iván Marcone en su equipo. Teniendo en cuenta la realidad del Rojo y que Boca lo pagó casi 8 millones de dólares en su momento, parece imposible. Pero el ex Lanús tiene poco rodaje, para Boca no es negocio tener un activo parado y él está interesado en pasar al club del que es hincha.
¿Hay ingeniería económica por Avellaneda para enfrentar esto? La respuesta es no. Pero en esos casos, cuando no hay liquidez uno puede utilizar sus activos como recursos. Por eso desde el lado de Boca pusieron el ojo en Sánchez Miño, Silvio Romero y Cecilio Domínguez. De darse, Independiente queda muy diezmado en ofensiva, por lo que interesa que también participe de la negociación Jan Hurtado, delantero Xeneize.
Lo cierto es que aún son sondeos preliminares, y no quiere decir que vayan a darse los pases. Sobre todo surge el interrogante de si Boca va a acumular tanta gente en ofensiva, aunque el interés en Domínguez y Romero sea una clara señal de que Soldano no continuará. Lo único que queda claro es que parece que volvió a abrir el club del trueque.