Gazprom, la gigante energética de Rusia, que da suministro de gas a varios países de Europa, anunció este martes que cortará los envíos de gas, a Dinamarca y Alemania, por haberse negado a aceptar el esquema de pagos en rublos.
La medida adoptada por el gigante ruso del gas, es una respuesta a las diversas medidas que adoptaron los países europeos como sanciones al país oriental, por la invasión a Ucrania, que se produjo el pasado 29 de febrero y continúa aún, tres meses después.
En esta batalla económica, Rusia utiliza su poderío en recursos energéticos, para tomar represalias contra los países que de alguna forma u otra se manifestaron a favor de Ucrania. Estas medidas de corte de suministro hizo que el precio de algunos commodities relacionados a la energía aumente exponencialmente.
De esta manera, Gazprom interrumpirá desde mañana el suministro a la danesa Orsted y a Shell Energy, que lo entrega a Berlín, poniendo en jaque a los países europeos.
Este anuncio se produce días después de que los líderes europeos llegara a un acuerdo, mediante el cual, reemplazarían las compras a proveedores rusos de petróleo en un 90% para fin de año. Sin embargo, este tipo de anuncios, no hace más que aumentar los precios del crudo, lo que pone en serio riesgo las sustentabilidad económica de dichos acuerdos.
Estos cortes se suman a los que ya aplicó Gazprom sobre los Países Bajos, Bulgaria, Polonia y Finlandia.
Los funcionarios del área energética de Dinamarca y Alemania, salieron a "calmar las aguas" e indicaron que por el momento no hay riesgo de desabastecimiento.
El gas en Europa es una de las fuentes de energía más importantes, no sólo para los hogares, sino sobre todo para las industrias desplegadas en todo el territorio, principalmente de Alemania.
Un panorama complicado para Europa
Los flujos de gas ruso a Alemania a través del gasoducto Nord Stream cayeron el martes, lo que, según los analistas, se debió probablemente al corte en Países Bajos.
Rusia ya había interrumpido el suministro de gas natural a Bulgaria, Polonia y Finlandia alegando su negativa a pagar en rublos, una exigencia realizada en respuesta a las sanciones occidentales que han aislado a Rusia.
Los cortes de suministro han disparado los precios del gas, ya de por sí elevados, acelerando la inflación y llevando a gobiernos y empresas europeas a buscar fuentes alternativas y la infraestructura necesaria para gestionarlas, como las unidades flotantes de almacenamiento y regasificación.