El Papa elogió el rol "profético" de los sindicatos tras el caos económico y sanitario que generó la pandemia del coronavirus y reafirmó que la propiedad privada "es un derecho secundario".
En un videomensaje en ocasión de la apertura de una Cumbre de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) que se desarrolla en forma virtual, Francisco aseguró que "junto al derecho de propiedad privada, está el más importante y anterior principio de la subordinación de toda propiedad privada al destino universal de los bienes de la tierra y, por tanto, el derecho de todos a su uso”.
“A veces, al hablar de propiedad privada olvidamos que es un derecho secundario, que depende de este derecho primario, que es el destino universal de los bienes”, agregó, en una parte de su exposición en la que le recordó a los empresarios que su verdadera vocación es “producir riqueza al servicio de todos”, indicó.
En un extenso discurso, en el que planteó una correcta comprensión del trabajo, destacó la pérdida de empleo sin precedentes en 2020 debido a la pandemia y advirtió que “muchos de los trastornos previstos aún no se han manifestado”. Y lanzó un llamado a aprovechar de este momento “crucial de la historia social y económica”.
"Se requiere una acción común de sindicatos, empresarios y dirigentes políticos, para dejar atrás la filosofía del descarte y buscar soluciones que nos ayuden a construir un nuevo futuro del trabajo fundado en condiciones laborales decentes y dignas”, indicó Bergoglio.
Y añadió: “Estamos llamados a dar prioridad a nuestra respuesta hacia los trabajadores que se encuentran en los márgenes del mundo del trabajo y que todavía se ven afectados por la pandemia del COVID-19: los trabajadores poco cualificados, los jornaleros, los del sector informal, los trabajadores migrantes y refugiados, los que realizan lo que se suele denominar el ‘trabajo de las tres dimensiones’: peligroso, sucio y degradante, y así podemos seguir la lista”.
En esa línea, Francisco instó a dirigentes sindicales sindicalistas “a que no se dejen encerrar en una ‘camisa de fuerza, sino a que se enfoquen en las situaciones concretas de los barrios y de las comunidades en las que actúan y a volver a su vocación más genuina”.
En tanto, reivindicó a los migrantes y trabajadores más vulnerables: “Normalmente quedan excluidos del acceso a programas nacionales de promoción de la salud, prevención de enfermedades, tratamiento y atención”. Asimismo, pidió que se respeten sus derechos esenciales, incluido el de sindicarse.
“La crisis del COVID ya ha afectado a los más vulnerables y no deberían verse afectados negativamente por las medidas para acelerar una recuperación que se centra únicamente en los marcadores económicos”, por lo que “hace falta una reforma a fondo de la economía”, aseveró.
Francisco también resaltó que la pandemia ha afectado duramente “a las mujeres de la economía informal, incluidas las vendedoras ambulantes y las trabajadoras domésticas”, cuyos hijos “están expuestos a un mayor riesgo para la salud”, ya que, sin “guarderías accesibles”, deben acompañarlas a sus lugares de trabajo o quedarse en sus hogares sin protección.