Con el empate en encuestas entre la demócrata Kamala Harris y el republicano Donald Trump, y a pocas horas de que se revelen los resultados el martes 5 de noviembre, las miradas vuelven a centrarse en el sistema de elección indirecta de Estados Unidos: el Colegio Electoral. Este proceso, único en su tipo, generó controversia y confusión en muchas ocasiones, ya que permite que un candidato gane la presidencia sin obtener la mayoría del voto popular a nivel federal.
Cómo funciona el colegio electoral en Estados Unidos
Las elecciones presidenciales en Estados Unidos no son de elección directa como en otros países, por ejemplo, lo que pasa en Argentina. En cambio, los votantes eligen a un grupo de electores designados por cada partido, quienes luego representan a sus estados en el Colegio Electoral. Este órgano cuenta con 538 electores en total, distribuidos según la población de cada estado, y el candidato que obtenga al menos 270 votos electorales gana la presidencia.
Cada estado tiene una cantidad fija de electores en función de sus representantes en el Congreso. Bajo el sistema de “el ganador se lleva todo,” la mayoría de los estados entregan todos sus votos electorales al candidato con mayor cantidad de votos en ese estado, sin importar la diferencia de votos
California, Texas y Florida, por ejemplo, son los estados con mayor cantidad de electores (54, 40 y 30 respectivamente), mientras que estados con menos población como Alaska y Vermont tienen solo 3.
El más votado no siempre gana en Estados Unidos
Una de las críticas más fuertes al Colegio Electoral es que no siempre gana el candidato con más apoyo popular a nivel nacional. El sistema permite que un candidato triunfe en estados clave por márgenes reducidos, mientras que el otro candidato puede ganar en otros con amplias mayorías, generando que, pese a tener más votos totales a nivel nacional, no alcance los 270 votos electorales necesarios. Este fenómeno ha ocurrido en cinco elecciones, con ejemplos recientes como los de George W. Bush en 2000 y Donald Trump en 2016, quienes ganaron la presidencia sin la mayoría del voto popular.
Este sistema generó un amplio debate sobre su equidad y representatividad. Algunos sectores abogan por reemplazar el Colegio Electoral con una elección directa, pero hacerlo requeriría una enmienda constitucional, un proceso que demanda el apoyo de dos tercios del Congreso y de tres cuartos de los estados.
Por el momento, el Colegio Electoral sigue siendo la regla y determina no solo el resultado de las elecciones, sino también las estrategias de campaña de cada candidato, que se centran en los llamados “estados bisagra” o “swing states,” donde los resultados suelen definir la elección.