A partir de una definición pública que hizo Juan Grabois durante la campaña de las PASO, varios lectores me preguntaron si cabía esta comparación (Milei-Falso Profeta), y después de repasar algunos apuntes de mis años de estudiante de teología, descubrí que el personaje de Javier Milei no solo comparte ciertas características con la figura bíblica del falso profeta, sino también con otras dos figuras populares del Apocalipsis: el anticristo y la bestia.
Por eso, en una serie de tres notas (esta es la primera), vamos a compartir algunas ideas para pensar qué es lo que comparte el candidato libertario con estas tres figuras de la narrativa bíblica.
Hoy: Milei el falso profeta
Como muy bien lo caracterizó Grabois, Milei es un falso profeta porque promete cosas que no puede cumplir. En ese sentido, como los falsos profetas bíblicos, Milei monta una ilusión sobre tres o cuatro soluciones “mágicas” con la que resolvería todos los problemas (o muchos de ellos): la dolarización de la economía, el recorte del estado (o en muchos casos directamente su destrucción), el libre mercado, y la privatización de prácticamente todo (desde las empresas de servicios esenciales, la educación o la salud, hasta la delirante propuesta de privatizar las calles). En todos los casos, utiliza salidas “simples”, que resolverían (?) problemas complejos. Lo cual, como ya lo dicen especialistas de todo el arco ideológico argentino, o es inviable, o es imposible.
En segundo lugar, los falsos profetas del Antiguo Testamento, al igual que Javier Milei, se “acomodaban” al sistema vigente, y se sometían voluntaria e incondicionalmente a las órdenes de los poderosos. La candidata a Presidenta por el Frente de Izquierda, Myriam Bregman, lo describió con maestría en el primer debate presidencial: más que un león, cuando se trata de su vínculo con el poder real, Milei se convierte en un gatito mimoso.
En tercer lugar, cuando se estudian las características de los falsos profetas en la Biblia, los especialistas llegan a la conclusión de que pueden reconocerse por un factor común: utilizan livianamente el nombre de Dios. Como lo hizo, en varias ocasiones, el propio Javier Milei autodenominándose “enviado de Dios para la Argentina”, o comparándose con la figura de Moisés.
Por último, los dejo con una descripción del teólogo costarricense Juan Stam, que se refiere a la figura del falso profeta, aunque si cerramos los ojos parece que estuviera hablando del candidato de La Libertad Avanza: “Se presenta al principio como esencialmente religioso: es profeta y taumaturgo. Como tal, en seguida toma características de una especie de "Gran Inquisidor", apelando a la espada y la muerte contra los que no se acoplan en su sistema religioso-ideológico. Pero el colmo de su maldad diabólica es su sistema globalizante de dominación y discriminación económicas con que pretende negarles a los no-conformistas la base material de su subsistencia”.