El derecho a la identidad es uno de los más importantes en todo el mundo y en especial en nuestro país. Debido al oscuro pasado que Argentina transitó durante la última dictadura militar, muchas personas fueron separadas de sus familias de origen. Por este motivo, se iniciaron miles de campañas, principalmente encabezadas por las Abuelas de Plaza de Mayo, para "rastrear" hijos de personas desaparecidas.
Ahora, en esta oportunidad el caso no está directamente relacionado con la dictadura, pero si con la mencionada organización. La historia no paró de viralizarse en las redes sociales y rápidamente llegó a miles de personas que mostraron toda su emoción. Es que siempre es gratificante ver como una persona, por más que sea desconocida para nosotros, logra reencontrarse con sus raíces y más luego de una larga búsqueda. En este caso, dos hermanas vuelven a reencontrarse casi 40 años después de haber sido separadas.
Carina Rosavik y Carolina Sangiorgi, las hermanas que se reencontraron
Esta historia es sobre dos hermanas que luego de rendirse en una larga búsqueda lograron reencontrarse casi por coincidencia. Carina Rosavik de 45 años. Es activista en "Nosotros", una ONG de Córdoba que rastrea identidades de personas. En 1999 fallecieron sus padres y fue allí cuando se enteró que era una hija adoptiva. Actualmente tiene cuatro hijos. "Nunca sentí que era la hija de mis padres. Es algo fuerte que sale desde las entrañas. Eso, para mí, es algo que la sangre propia manda", comentó en diálogo con La Nación.
Por otro lado se encuentra Carolina Sangiorgi, quien tiene 44 años y dos hijos. A diferencia de Carina, ella siempre supo que fue adoptada debido a que sus padres iniciaron todos los pasos legales de adopción en el registro civil. Debido a que fueron registradas como identidad desconocidas, las dos se sometieron a análisis de ADN con las Abuelas de Plaza de Mayo. Ambas creían que podían llegar a ser hijas de personas que desaparecieron durante la última dictadura. Sin embargo, los resultados de los estudios dieron negativo.
"Fui a la sede de las Abuelas y me dijeron que me llamarían cuando haya gente en Buenos Aires para tomar las muestras. Me acompañó mi mamá adoptiva y dos meses más tarde me avisaron que el resultado era negativo. Ahí me quedé en el molde y dije 'si tiene que ser, será' y no seguí con la búsqueda", comentó Carolina a Tiempo Argentino.
¿Cómo se reencontraron?
Finalmente, debido a un cruzamiento de datos entre bancos genéticos de las Abuelas y la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (Conadi) ambas pudieron saber del Lazo Sanguíneo que las vinculaba. De un día para el otro, la Secretaría de derechos Humanos le avisó a una de ellas por mensaje. Mientras que a otra la contactó el Conadi a través de Facebook debido a que los teléfonos se encontraban desactualizados. "Nos mirábamos y nos veíamos como si fuera un espejo", comentó Carolina sobre el encuentro. Ambas se lograron juntar en Córdoba, con sus hijos como testigos y notaron el parecido.