A menos de 48 horas del balotage que definirá el rumbo de nuestro país, y después de una semana de lógica incertidumbre (todavía seguimos en una montaña rusa de emociones encontradas) este servidor comenzó la mañana con el primer libro que encontró, como arrojándose en los brazos de un Dios que también habita en las ideas y en los libros, y encontró una edición de bolsillo de Fratelli Tutti, la carta encíclica del Papa Francisco sobre la fraternidad y la amistad social. Un material fundamental para vivir la fe cristiana en el mundo actual, que, además, en nuestro contexto, tiene una pertinencia y una actualidad que puede sorprender (y no) y, lo más importante tal vez, servir como referencia para la decisión del próximo domingo.
El libro toma como punto de partida la parábola del buen samaritano, una parábola en la que Jesús expone una serie de conceptos a partir de la pregunta que le hiciera un maestro de la ley: ¿Quién es mi prójimo? (Lucas capitulo 10, por si quieren ir a leerla). Jesús entonces responde con la historia del buen samaritano. “El buen samaritano reflejó que la existencia de cada uno de nosotros está ligada a la de los demás: la vida no es tiempo que pasa, sino tiempo de encuentro” expresa Francisco, y explica: “Hemos sido hechos para la plenitud que solo se alcanza con el amor. No es una opción vivir indiferentes ante el dolor, no podemos dejar que nadie quede a un costado de la vida”.
Releyendo algunas de los pasajes que en algún momento subrayé, me imaginé un ida y vuelta con Francisco, que podría haber empezado así: Su Santidad, ¿usted qué opina sobre el programa económico de La Libertad Avanza? Francisco responde (en su encíclica): “Hay visiones liberales que ignoran el factor de la fragilidad humana, e imaginan un mundo que responde a un determinado orden que por sí solo podría asegurar el futuro y la solución de todos los problemas […] El mercado solo no resuelve todo, aunque otra vez nos quieran hacer creer este dogma de fe neoliberal. Se trata de un pensamiento pobre, repetitivo, que propone siempre las mismas recetas frente a cualquier desafío que se presente”.
Intervención imaginaria: ¿Podría explicarlo con un poco más de detalle? Respuesta de Francisco (en la encíclica): “El neoliberalismo se reproduce a sí mismo sin más, acudiendo al mágico derrame o goteo como único camino para resolver problemas sociales. No se advierte que el supuesto derrame no resuelve la inequidad, que es fuente de nuevas formas de violencia que amenazan el tejido social. […] El fin de la historia no fue tal, y las recetas dogmáticas de la teoría económica imperante mostraron no ser infalibles. La fragilidad de los sistemas mundiales frente a las pandemias ha evidenciado que no todo se resuelve con la libertad de mercado, y que además de rehabilitar una sana política que no esté sometida al dictado de las finanzas, tenemos que volver a llevar la dignidad humana al centro y que sobre ese pilar se construyan las estructuras sociales alternativas que necesitamos”.
En ese sentido, el Papa asegura: “La política no debe someterse a la economía y esta no debe someterse a los dictámenes y al paradigma eficientista de la tecnocracia”. Suena el timbre en la casa de Milei (o la puerta en su habitación del hotel). Es el Papa que viene a decir...
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Después de este diálogo con el texto de Fratelli Tutti, volví a mi mañana normal, hasta que recordé que además de estar en la previa de las elecciones, es el día de la militancia (17 N), entonces tomé de nuevo el libro y encontré esto: “cada día nos ofrece una nueva oportunidad, una nueva etapa. No tenemos que esperar todo de los que nos gobiernan, sería infantil. Gozamos de un espacio de corresponsabilidad capaz de iniciar y generar nuevos procesos y transformaciones. Seamos parte activa de la rehabilitación y el auxilio de las sociedades heridas”.
Y cierro con este fragmento, que parece haber sido escrito para leer el próximo domingo justo antes de ingresar al cuarto oscuro: “Hoy estamos ante la gran oportunidad de manifestar nuestra esencia fraterna, de ser otros buenos samaritanos que carguen sobre sí el dolor de los fracasos, en vez de acentuar odios y resentimientos. Como el viajero ocasional de nuestra historia, solo falta el deseo gratuito, puro y simple de querer ser pueblo, de ser constantes e incansables en la labor de incluir, de integrar, de levantar al caído; aunque muchas veces nos veamos inmersos y condenados a repetir la lógica de los violentos, de los que solo se ambicionan a sí mismos, difusores de confusión y mentira”.
*Todas las citas fueron tomadas de Fratelli Tutti.
