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Tras terminar de estabilizar, Massa afrontará el desafío social

La corrida cambiaria del último bimestre empieza a generar un impacto de segunda ronda: el deterioro de los indicadores sociales vinculados a la aceleración de precios. Las opciones para Sergio Massa.

Lunes, 15 de agosto de 2022 a las 20 37

Por Redacción Economía

Lunes, 15 de agosto de 2022 a las 20:37

Una vez que baja el agua del tsunami, queda la suciedad y las plagas. Traducido a nuestra economía, una vez superadas las semanas más críticas, con mayor tensión financiera y cambiaria, comienza a predominar la incertidumbre sobre el panorama inflacionario para los próximos meses y sus consecuencias socioeconómicas.

La corrida que comenzó en junio no es inocua. Tiene consecuencias. Cada vez más precios en la economía se fijan tomando los dólares alternativos como referencia, y es producto de la falta de reservas en la economía. Como los empresarios ya casi no tienen acceso al dólar oficial para pagar importaciones, deben desarmar sus posiciones en CCL o salir al mercado a comprar dólar a esa cotización. Por lo tanto, fijan los precios de sus productos siguiendo estas referencias de dólar financiero.

La aceleración inflacionaria de estos últimos meses pasó por arriba de la evolución de los ingresos fijos. Desglosando los indicadores de salarios por segmento se tiene una caída acumulada del 2,8% para el sector público, del 10,7% para los trabajadores informales y solo una mejora del 1,4% en el segmento privado. En el universo de jubiladas y jubilados es difícil simplificar con un solo número la movilidad, dada la incidencia variable de las sumas fijas. Si tomamos la evolución de la mínima (sin bonos) se tiene una caída del 11,1% punta a punta con proyección de datos para el próximo trimestre. En cuanto a los sectores cubiertos por políticas de transferencias, se destaca el aumento del peso de los alimentos sobre el monto de la AUH. Mientras que en dic-2019 la AUH cubría 54,4% de la canasta básica, en agosto 2022 esta cifra llega a solo un 43,7%, fruto del mencionado encarecimiento relativo en los ítems primarios.

Estos números no logran dimensionar la magnitud del drama socioeconómico, pero sirven para ejemplificar el rasgo típico de los procesos inflacionarios como el actual: los mecanismos de indexación de ingresos (por la vía de paritarias o actualizaciones unilaterales) no son suficientes para recomponer poder de compra en contextos de aceleración. No causa el principal daño la inflación alta en niveles, si no más bien la inestabilidad de una súper inflación que sube y no se estaciona en un nivel. Esto nos lleva a poner en duda la efectividad de las herramientas tradicionales para moderar la dinámica de precios. En general las estrategias gradualistas descansan sobre supuestos que no se cumplen a partir de determinado umbral.

La situación interna es delicada y el Gobierno debe evitar entrar en un callejón sin salida. Si bien por sus característica tiene a flor de piel una vocación redistributiva, precipitarse en medidas expansivas podrían ser contraproducentes y terminan echando nafta en la hoguera. Lo mejor que puede hacer el Ministro Sergio Massa para morigerar el deterioro social es revertir la aceleración inflacionaria, que ya lleva muchos años y empeora gobierno tras gobierno. Para esto no hay fórmulas mágicas. Deberá apostar a recomponer los equilibrios macroeconómicos y dar señales para anclar las expectativas, evitando un desborde y gradualmente empezando a recuperar terreno perdido.

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