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Plan Massa: puente de dólares con equilibrios delicados

Las primeras señales del Ministro Massa refuerzan el objetivo de orden macroeconómico como precondición para mejorar los ingresos. Los riesgos a los que se enfrentará para poder estabilizar.

Domingo, 07 de agosto de 2022 a las 10 42

Por Sergio Chouza

Economista y docente UBA/UNdAv

Domingo, 07 de agosto de 2022 a las 10:42

Primera (media) semana de Sergio Massa al frente de Economía y ya se empiezan a delinear los trazos centrales de lo que será su gestión. En su conferencia de prensa inicial fue preciso enfocando el rumbo estratégico que va a tomar y cuáles serán las herramientas para estabilizar la situación financiera después del stress del bimestre previo. Quedaron algunas zonas en gris, que posiblemente se clarifiquen con la incorporación de un viceministro encargado de la programación macroeconómica la semana próxima. El Ministro no puede equivocarse. La economía argentina sigue en un estado de debilidad extremo y la coordinación va a ser fundamental para que las expectativas no se vuelvan a desanclar.

El curso de acción de estos días implicó reforzar el sendero hacia el ordenamiento fiscal que ya había empezado a emprender Silvina Batakis. El grueso del ahorro fiscal para alcanzar el objetivo acordado con el Fondo Monetario implica recortar los subsidios económicos a la demanda de servicios públicos. Ahí se juega una cuenta que este año va a estar a más de 2,5 puntos del PBI con pagos por importaciones de U$S 15.000 millones. La nueva vuelta de tuerca sobre la segmentación ya iniciada en julio, promete garantizar el ahorro que hace la diferencia. Con el esquema de subsidio por cantidad tope de consumo, el Ministro Massa prevé evitar erogaciones por $500 mil millones. Será la esencial del programa de austeridad en lo que resta del año.

Otro capítulo relevante es el de los dólares. Ahí la táctica inicial del Plan Massa es puentear estos meses con un maná del cielo que permita llegar a la zona prometida. El Ministro consignó la suma de U$S 5.000 millones por adelantos de exportaciones del sector primario y U$S 2.000 millones más por la aceleración de desembolsos de créditos para el desarrollo por parte de organismos multilaterales. Robustecer el stock de reservas es bueno. Hoy la situación es crítica. Pero el riesgo de solo trabajar sobre la foto es que la película en movimiento siga mostrando un derrotero bajista significativo, como ocurrió en el último bimestre. Para darle sostenibilidad a la posición externa de nuestra economía es indispensable trabajar sobre los problemas estructurales del mercado de cambios. Algunos apuntes al respecto:

  • La brecha (oficial a financieros) sigue en el orden del 100%. Es un incentivo inmenso a comprar en el segmento barato y vender en el caro. Una manzana prohibida casi inevitable. Incluso aislando todos los actos ilegales del comercio exterior, las señales se configuran de forma perversa.
  • Los impuestos a las exportaciones de granos potencian estas brechas. Se compensa parcialmente por los elevados precios internacionales, pero ofician de desincentivo para comercializar la cosecha. Mucho más, en un contexto en el que el sector privado huele la sangre por la escasez de reservas.
  • Las expectativas de devaluación, fruto de las condiciones económicas objetivas, pero también de la debilidad política de un Gobierno que ya transita su última mitad y hoy se muestra con baja electorabilidad de cara a 2023. Si toda la oposición está alineada en un discurso devaluatorio, es posible que nadie quiera vender hoy.

Faltaron precisiones también sobre la política anti inflacionaria. Se puede inferir que no habrá un plan de estabilización de shock, y se va a descansar sobre las señales propias del ordenamiento macro, con el soporte de acuerdos de precio para ordenar la dispersión. Suena bien cuando se lo escucha, pero habrá que verlo caminar. No era muy distinto el enfoque del exministro Guzmán al respecto, y naufragó producto de la dificultad para generar credibilidad en un contexto tan aciago para la macro y con sucesivas tensiones internas en el frente de Gobierno.

La luna de miel con el nuevo Ministro puede allanar el terreno para implementar las medidas que pide el momento. La mayor tranquilidad financiera de estas dos semanas descomprime el día a día de la economía; sería difícil emprender un sendero de convergencia si la cotización de un dólar sin techo está todo el día en la TV. Pero la tranquilidad efímera de estos días no va a ser suficiente si el Ministro Massa no avanza en resolver los grandes desequilibrios de la macro, fuente de las distorsiones que afectan los incentivos. Después de parar la pelota tiene que darse espacio para esta agenda. Tiene tiempo, pero deberá mostrar resultados. El desfiladero de la economía argentina es muy angosto y derrapar tendría riesgos imprevisibles.

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