China tensa cada vez más su relación con el gobierno de Javier Milei. En esta oportunidad, el gobierno oriental decidió paralizar un proyecto millonario hidroeléctrico en Argentina y echó a todos los trabajadores.
Apenas asumió, Milei lanzó la frase "no hay plata", cortó la coparticipación a las provincias y todas las obras públicas se frenaron. De esta forma, el proyecto para construir dos represas en la provincia patagónica de Santa Cruz también se estancó por falta de fondos y problemas contractuales.
Esto no es una noticia más, ya que se trata de la obra más importante que tiene China fuera de su territorio, presupuestada inicialmente en USD 4.700 millones.
La obra arrancó en 2013 impulsada por Cristina Fernández de Kirchner. Con el cambio de gobierno, en 2015, Mauricio Macri la puso en pausa con enormes costos en intereses y punitorios. Durante el mandato de Alberto Fernández (2019-2023), volvió a operar a un ritmo lento, con el financiamiento mínimo para el sostenimiento del proyecto, mientras se negociaba la actualización de los contratos.
Ahora, la situación actual es más crítica: el gobierno de Javier Milei tensó la situación hacia un punto del cual parece no haber retorno, con insultos directos a la potencia asiática y coqueteos con Taiwan. La administración libertaria por ignorancia o decisión pisó así un cable de alto voltaje geopolítico.
Desde China no tardaron en responder. La firma asiática Gezhouba que tiene a cargo la construcción de las dos represas de Santa Cruz abandonó el país, hartos de esperar que el gobierno de Milei firme los contratos necesarios para continuar con la obra. La salida de la firma china incluyó el regreso a su país de los ingenieros, operarios y directivos que estaban en el país.
En un comunicado, La UTE (unión transitoria de empresas) Represas Patagonia, liderada por Gezhouba, manifestó que "prescinde momentáneamente de parte del personal vinculado al proyecto", manteniendo "una dotación en las obras con mínima actividad para garantizar su continuidad". Si bien no se precisó el número de trabajadores despedidos, medios locales afirman que asciende a unos 1.800.
Tras paralizar el proyecto y abandonar el país, las obras de construcción de las centrales hidroeléctricas sobre el río Santa Cruz fueron adjudicadas a Represas Patagonia por la estatal Energía Argentina (Enarsa).
Un proyecto paralizado por "falta de fondos"
El proyecto entró en pausa en noviembre de 2023 por la falta de fondos destinados a la construcción de las obras, "incluso a pesar de los continuos aportes extraordinarios otorgados por la UTE, especialmente de la casa matriz de China Gezhouba Group Company Limited", indica el comunicado.
A pesar de este desalentador panorama, la UTE, que mantiene negociaciones con Enarsa, confía en que una "resolución de los procesos contractuales pendientes, junto al nuevo programa de ejecución de obra viable -ya elaborado en conjunto con el comitente-, permitirá continuar con la planificación exhaustiva de las actividades en obra".
Según el escrito, el Estado argentino "está cumplimentando" las condiciones necesarias para la continuidad de los desembolsos por parte de Gezhuba y, una vez resueltas esa situación, "se podrá comenzar a recuperar los puestos de trabajo, sumar nuevos y aumentar las actividades".
Los desembolsos de la firma Gezhouba
Gezhouba desembolsó a finales de 2022 unos 480 millones de dólares (unos 438 millones de euros) para financiar parte de la obra y el año pasado se comprometió a desembolsar otros 500 millones de dólares.
Las centrales hidroeléctricas Néstor Kirchner y Jorge Cepernic fueron diseñadas para conformar un complejo con capacidad de generación de 5.093 gigavatios por año.
Las obras, con un coste total calculado en unos 5.000 millones de dólares, se iniciaron en 2015 y lograron un avance del 42 % en el caso de la represa Cepernic y del 20 % en el caso de la central Kirchner.