A tan solo 48 horas de la final de la Copa Libertadores la ciudad de Copacabana se transformó en un verdadero caos de violencia. Todo comenzó a horas de la tarde del jueves con una brutal emboscada de la barra de Fluminense contra los hinchas de Boca que se encontraban en la playa. Se registraron robos, golpes, corridas y una salvaje represión policial en plena calles de Rio. La situación continuó con extrema violencia durante las horas de la noche. Hinchas argentinos que se encontraban comiendo en bares denunciaron más ataques e incluso hubo varios detenidos.
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Todo estos incidentes, que muchos quedaron registrados por las cámaras de televisión, fueron generando una enorme incertidumbre sobre si estaban dadas las garantías para jugar el partido el día sábado. De hecho, en algún momento comenzaron a surgir rumores de que la definición en el Maracaná pudiera pasar a jugarse a puertas cerradas. ¿Hay posibilidades de que eso suceda?
Los serios incidentes que se produjeron este jueves entre hinchas de Boca, fanáticos brasileños y también la Policía de Río de Janeiro pusieron en alerta a las autoridades. Es por eso que este viernes, cerca del mediodía, se llevó adelante una reunión entre las autoridades de la Conmebol, representantes de ambos equipos, de AFA y de la Confederación Brasileña de Fútbol.
En la misma se determinaron los pasos a seguir de cara a las próximas horas, que serán cruciales en medio de un clima demasiado hostil entre los hinchas locales, los miles de argentinos que están cruzando la frontera y las fuerzas de seguridad de la ciudad brasileña. Además, las autoridades locales ratificaron su responsabilidad en poder mantener el orden en la ciudad y dijeron que las garantías están dadas para que el partido se dispute sin problemas.
Según informó TyC Sports, la máxima entidad del fútbol sudamericano confirmó que no hay chances de que el partido se desarrolle sin público pese a los disturbios que se vivieron en la antesala. En ese sentido, las autoridades de la Conmebol entienden que lo ocurrido tuvo que ver con fallas en la seguridad de Río de Janeiro que son ajenas a la organización de la Confederación.
En pos de evitar que los incidentes desatados el jueves se vuelvan a repetir el día de la gran final, las autoridades de Río de Janeiro dispondrán un total de 8.000 efectivos de seguridad destinados en los controles para ingresar al estadio Maracaná. Para eso, trabajarán en conjunto la Guardia Civil, la Policía militar y agentes privados.
El comunicado de la Conmebol en medio de los incidentes:
Horas después de registrarse los primeros conflictos en las playas de Copacabana, las autoridades de la Conmebol emitieron un escueto comunicado llamando a la paz y cooperación entre los hinchas. "La CONMEBOL hace un llamado a los hinchas de @BocaJrsOficial y @FluminenseFC a compartir todos juntos los momentos de alegría y celebración que nos dan nuestro fútbol. Los valores del deporte que más nos apasiona deben ser inspiradores de conductas de paz y armonía. Por eso, repudiamos los actos de violencia y racismo que se puedan producir en el marco de esta final"
Así fue el ataque de la barras de Fluminense a los hinchas de Boca y la posterior represión policial:
Seguidores del Flu se dirigieron por la avenida principal de Copacabana y se lanzaron a atacar de manera organizada a los hinchas de Boca que estaban en la playa. Los simpatizantes xeneizes se defendieron de las agresiones y los robos que hubo por parte de los brasileños, que accedieron -como se ve en los videos- con la zona liberada.
La policía llegó diez minutos más tarde de lo ocurrido para reprimir con balas de goma a pocos metros de la gente y gases lacrimógenos. Lo cierto es que el ataque de la barra organizada de Fluminense se dio en un marco de cinco minutos y la gran mayoría escapó rápidamente.