La noche del martes, una verdadera energía atómica compuesta solo por dos personas explotó en el Movistar Arena con la presentación de Twenty One Pilots.
Sin dudas, es una banda que encuentra el verdadero valor de los shows en el público, esa fuente inagotable de fuerza, emoción y corazón que tanto nos caracteriza, en especial a los argentinos, y ellos verdaderamente lo saben. La producción a cargo puso todo a disposición de nosotros, los espectadores, para sacar lo mejor del público.
La velada se sintió, de alguna manera, como una obra de teatro interactiva, donde ellos se movían por diferentes sectores del estadio y los espectadores se desplazaban de un lado a otro intentando buscarlos y estar lo más cerca posible. Párrafo especial para el campo delantero, que, de manera anticipada, se planeó no llenarlo en su totalidad para que esta experiencia se ejecutara de la manera más óptima posible. A nivel personal, jamás viví algo similar en todos estos años de recitales.
En la previa, miles de fanáticos ya estaban en sus carpas, aguardando por la apertura de las puertas. Caras pintadas, cuellos pintados de negro, el blanco y negro dominante característico de la banda y los banditos preparados para luchar contra Nico.
El enorme telón cayó a los segundos de pasadas las 21:00 para darle lugar a Overcompensate, el primer single y track de su último disco, Clancy. Es difícil explicar el valor emocional que tiene escuchar el "Welcome back to Trench" por primera vez en vivo, pero es algo que, para todo seguidor de la banda, quedará marcado para siempre. Cada vez que lo recuerde, seguramente se le erice la piel.
Luego continuó Holding on to You, para los fanáticos más antiguos, y después dio paso a la emotiva Vignette. El segundo gran momento llegó temprano con Car Radio, uno de los mayores clásicos, que empezó en el escenario y terminó con Tyler en la tercera bandeja del Movistar Arena, entre el público. Sin dudas, legendario.
Se proyectó un muy emotivo video con The Judge cantada a capella con el público, para luego seguir con The Craving, Tear in My Heart, Backslide, Shy Away. Heathens, canción del soundtrack de Suicide Squad, y la grandiosa nueva canción Next Semester fueron muy coreadas por el público, para terminar el primer set con Routines in the Night.
De un momento al otro, Tyler y Josh aparecieron en el escenario B, ubicado entre el campo delantero y el trasero. Momento muy especial para que todos tuvieran la oportunidad de verlos de cerca. En el campo delantero, hubo corridas muy divertidas y emocionantes. La cantidad de gente fue estratégicamente calculada para que esto pudiera hacerse con total normalidad y sin ningún tipo de caos.
Addict With a Pen, Migraine y Fall Away fueron interpretadas de manera unificada, y Mulberry Street se cantó mientras Tyler le daba indicaciones al público sobre el juego de luces correspondiente al track.
De vuelta al escenario principal, Navigating explotó en el lugar. La épica y oscura Nico and the Niners sonó con gran poder y, a continuación, uno de los mayores clásicos de la banda: Heavydirtysoul, de Blurryface. My Blood siguió en esta especie de línea narrativa, y Guns for Hands llegó para un momento más alegre y bailable.
Llegó el turno de Lavish, aquel nuevo clásico de culto entre los fans de Twenty One Pilots, extraña y excéntrica como ella sola, interpretada de manera espectacular por el dúo en el escenario.
Para Ride, Tyler volvió al escenario B para cantarla junto a Maxi, un niño invitado al show. Paladin Strait, aquella tan hablada canción con un increíble cliffhanger, también sonó y, al final, en la pantalla apareció aquella escena que dejó helados a todos cuando escuchamos Clancy por primera vez.
Uno de los momentos más espectaculares se vivió con Jumpsuit, otra de las mejores y más poderosas canciones de la banda. Midwest Indigo y Stressed Out continuaron para darle lugar a la última parte del show que quedará para siempre en nuestra mente.