Podemos hablar de hacer historia y de alcanzar lo impensado, pero aún así, queda la sensación de que falta algo para describir el fenómeno Nafta en la actualidad.
Durante dos noches consecutivas, el conjunto colmó el gigante Movistar Arena con un público entusiasta, listo para disfrutar de una velada musical ejecutada a la perfección. La atmósfera del recinto se elevó a un nivel sentimental y elegante, impregnada de bellas notas y acordes.
La noche comenzó pasadas las 21 horas, cuando las luces del estadio se apagaron, dando paso a cada uno de los integrantes: Magamo en guitarras y voz principal, An Espil y Abril Olivera en coros, Simón Grunblatt en teclado, Manquel Tito Lo Presti en el sampler, Rafael Villazón también en teclado y arreglos de cuerdas, Tomás Sánchez en batería, Brian Vainberg en bajo, Agustín Ruiz Panelo en percusión, y Guillermo Avender en saxofón.
El show se inició con uno de sus primeros éxitos, "Vos no", seguido por temas de su último álbum, como "A Salvo" y "Hasta que te vas". Con solo dos discos, la banda ha profundizado notablemente en su conexión con el público y ha cosechado éxitos casi de manera prolífica.
Es imposible no rendirse ante las voces de An Espil y Abril Olivera, cuyas delicadas y prodigiosas ejecuciones en vivo aportan un impacto mágico al acompañamiento instrumental. Simón Grunblatt, con su carisma místico, domina el escenario con su virtuosismo en los teclados. Magamo, con su hipnótica voz y su guitarra, es sin duda la piedra angular de este conjunto que funciona como un engranaje perfecto.
El sonido del Movistar Arena es impresionante, pero hay shows que alcanzan la perfección, y NAFTA lo logró. Cada voz, cada sample, cada coro, cada nota y cuerda resonaban de manera cristalina y precisa, haciendo que la experiencia se asemejara a un concierto de música de cámara. Las visuales con el logo de la banda crearon un paisaje sobrio que cambiaba de colores cálidos a fríos, claros y oscuros, según cada canción.
La gran sorpresa de la noche fue la aparición de "El Auelo", el cantante de la banda amiga Militantes del Climax, quien aportó frescura y líricas rápidas a un show que estaba a punto de culminar.
La velada finalizó con "Quiero Verte", un nuevo clásico instantáneo de la música argentina que, con su enérgico ritmo y una línea de bajo poderosa ejecutada por Brian, desató el último deseo de movimiento entre los fans. Con el interludio "Y el mundo sigue andando", el conjunto se despidió mientras miles de personas aplaudían, satisfechas de haber sido parte de una de las historias más grandes de la música nacional contemporánea.